Pegamos a continuación la carta de un compañero docente, dado de baja el ciclo lectivo 2011. Quitamos los datos particulares para prevenir represalias, pero nos parece fundamental el aporte al análisis de las relaciones de poder que se establecen dentro de cada cátedra, deformadas por las atribuciones de patrones implementadores del ajuste que el sistema de puntaje (impuesto por fadu) atribuye a titulares y pone en evidencia la contemporaneidad y urgencia de la reivindicación de estabilidad y regularización de cargos interinos.
Estimado Homero Pellicer, escribo para que la FADU aclare la situación sobre la baja de mi designación como docente de la materia xxxxxxxxxxx, producida en mayo de 2011, tras nueve años de trabajo en la cátedra, los últimos cinco como jefe de trabajos prácticos. Este año se produjo mi baja, detalles más, detalles menos, tras una discución con el titular, quien arbitrariamente ajustó los haberes de los algunos docentes, entre ellos yo, reteniendo 160 pesos de nuestros salarios, luego de que la dirección de la carrera informara de una menor cantidad de inscriptos en la materia, a las claras menor cantidad de dinero para distribuir entre el cuerpo de profesores.
Entiendo que los docentes son vehículos de una administración por lo menos oscurantista. Que los titulares de cátedra determinen el sueldo de sus profesres -situación que conocerás-, es una imposición de límites que afectan la extensión y diseminación del conocimiento. Uno de los principales objetivos de este control en el medioevo era impedir el cuestionamiento de dogmas. Si bien es muy complejo indagar sobre los orígenes del pensamiento dogmático, no lo vamos a hacer aquí al menos, podremos sintetizarlo como el conjunto de creencias sustentadas en la autoridad, que no admiten análisis o evidencias que las invaliden. ¡Hablamos de una opresión que tuvo su auge en la edad medieval! ¡En la Santa Inquisición! Ni siquiera salva a los docentes su frontalidad, virtud de la se jacta Groisman cuando justificó la decisión. Me pregunto por la eficacia de estos comportamientos y si no acabarán con la educación pública en su totalidad. Ojalá que no.
No hice un escándalo porque trabajo de JTP y mi renta se corresponde con la de una ayudantía de primera; aunque esta conformidad demuestra el éxito de la predica del oscurantismo, como dije antes, pero no me enoja menos el hecho de que la situación en la que estamos “podía pasar”. Sin embargo, los titulares sacan pecho porque dicen las cosas de frente, ¿Cómo podemos predicar algún tipo de justicia o igualdad si a raíz de estos manejos alguien siempre sale perjudicado algún docente? No es una chicana, es una duda genuina: ¿los titulares se sacan plata del sueldo? Porque si así fuera, mi perspectiva del asunto puede ser distinta. ¿Nos comportamos tan irracionalmente los docentes entonces?
No quiero que el final de la historia me encuentre más feliz que a la facultad, se me ocurre posible llegar a un punto en el que el trabajo sea de un valor razonable para ambos. Yo estuve siempre dispuesto a ceder algunas cosas, tanto como soy reacio a que me las impongan. Mi deseo es recuperar mi trabajo en la facultad y poder trabajar en investigación o publicaciones, siendo el nexo. por ejemplo, entre la facultad y las editoriales.
Sin otro motivo, saluda atte.
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