Pegamos debajo la carta de Alwjandro Malowicki, titular de "niños" (imagen y sonido) y cesanteado por FADU/UBA.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 28 de Febrero de 2012
Señores: Directores de la Carrera de Diseño, Imagen y Sonido de la FADU
Eduardo Feller, Carlos Trilnick, Marcelo Almark
Entrar a la Facultad siempre fue para mí ingresar a un espacio dónde el tiempo que iba a permanecer dentro de él era magnífico. Siempre llegaba por lo menos dos horas antes del horario de mi clase y así, gozando de esas horas sentado a una mesa del bar de profesores, pasaba la primera hora leyendo algún libro destinado a ser leído en ése ámbito, la segunda repasando el teórico que iba a desarrollar y la última media hora conversando con mis colaboradoras. El reloj en lo alto de la pared de detrás de la barra del bar que cada tanto miraba era el único contacto con el tiempo que transcurría afuera de la Facultad. Fui un profesor de una materia que no formaba parte de la currícula de la carrera pues estaba encuadrada dentro de las denominadas electivas y quizás ésa fuera la razón por la cual siempre me sentí ajeno al propio ambiente que conformaban todos aquellos profesores que dictaban sus materias consideradas obligatorias para la cursada de los estudiantes. Inclusive creo que hasta el contenido de mi materia dedicado al conocimiento del cine para las infancias ayudaba a que mi sentimiento de ajenidad se asimilara a la propia esencia de las infancias dentro y fuera de la facultad: una presencia que se caracteriza por su ausencia.
La experiencia docente y de vida me enseñó que lo importante no es que el estudiante se enamore del cine para la infancia sino que comprenda a la infancia, que desee acercarse a ella, que valore sus cualidades y que justamente con ése espíritu enfrente el desafío de dedicarle una obra audiovisual.
Supongo que nada nuevo escribo cuando se trata de relatar los sentimientos que me acompañaron cuando llegaba el primer día de comienzo de las clases. Era el único día de todo el cuatrimestre que en lugar del habitual nerviosismo que me turbaría cada vez que debía dictar un teórico, iba relajado y con la expectativa de conocer a mis nuevos estudiantes y consciente de que ellos también venían con la expectativa de conocerme.
¡Pobres mis queridos y primeros estudiantes que tuvieron que escuchar mis inaugurales teóricos!.
Comencé con mis clases en el año 2002, y fue hasta el último día de clases que al tener que enfrentar el dictado de un teórico sentí los mismos nervios que me conmovieron en mi primera clase; los mismos que me atrapaban cuando era estudiante ―de que no iba a acordarme de nada al momento de enfrentar a los profesores― y hasta el día de hoy con la misma certeza frente a los estudiantes. Lejos de sentirme más tranquilo y a medida que fue pasando el tiempo mi stress no desapareció y la razón estribaba (estriba) en que durante las primeras clases mis conocimientos estaban más apoyados en mi experiencia como productor y director que en los saberes teóricos que me había propuesto comunicar; pero a medida que fui profundizando en los temas, creando nuevos teóricos y poniendo en práctica diferentes modalidades de dictado, más intensos fueron mis temores. Temores que por supuesto siguen persistiendo porque a la hora de presentarme en otros ámbitos dónde dicto la misma materia sigo estudiando y temiendo no poder expresarles a los estudiantes lo nuevo aprendido. Y uno de las razones de mis temores era (es) también el hecho de que no hay en otros ámbitos de estudio de cine una materia similar de la cual pueda aprender de la experiencia de los profesores. No hay tampoco profesores ni profesionales del cine que se ocupen de comunicar conocimientos relacionados con los medios audiovisuales dirigidos a las infancias. Las infancias siguen estando ausentes.
Ahora, que por mi edad la Facultad me quita la posibilidad de seguir ofreciendo mi experiencia docente y de vida profesional dedicada al cine infantil y la Dirección de la Carrera de Diseño, Imagen y Sonido elimina la Cátedra y me quita el placer de aprender a través de las devoluciones de los estudiantes en el trabajo mancomunado, ambas Direcciones también retroceden al pasado haciendo presente la significativa ausencia en los futuros diseñadores audiovisuales de un genuino cine para los niños y jóvenes.
Agradezco a mis colaboradoras docentes y fundamentalmente a todas y a todos los más de 800 estudiantes que acompañaron mi valiosa y placentera experiencia de 10 años en la FADU como Docente Titular de la materia “Realización y Producción de Cine para la Infancia y la Adolescencia” rebautizada por los estudiantes como “NIÑOS”.
Atentamente, Lic. Alejandro Malowicki
Eduardo Feller, Carlos Trilnick, Marcelo Almark
Entrar a la Facultad siempre fue para mí ingresar a un espacio dónde el tiempo que iba a permanecer dentro de él era magnífico. Siempre llegaba por lo menos dos horas antes del horario de mi clase y así, gozando de esas horas sentado a una mesa del bar de profesores, pasaba la primera hora leyendo algún libro destinado a ser leído en ése ámbito, la segunda repasando el teórico que iba a desarrollar y la última media hora conversando con mis colaboradoras. El reloj en lo alto de la pared de detrás de la barra del bar que cada tanto miraba era el único contacto con el tiempo que transcurría afuera de la Facultad. Fui un profesor de una materia que no formaba parte de la currícula de la carrera pues estaba encuadrada dentro de las denominadas electivas y quizás ésa fuera la razón por la cual siempre me sentí ajeno al propio ambiente que conformaban todos aquellos profesores que dictaban sus materias consideradas obligatorias para la cursada de los estudiantes. Inclusive creo que hasta el contenido de mi materia dedicado al conocimiento del cine para las infancias ayudaba a que mi sentimiento de ajenidad se asimilara a la propia esencia de las infancias dentro y fuera de la facultad: una presencia que se caracteriza por su ausencia.
La experiencia docente y de vida me enseñó que lo importante no es que el estudiante se enamore del cine para la infancia sino que comprenda a la infancia, que desee acercarse a ella, que valore sus cualidades y que justamente con ése espíritu enfrente el desafío de dedicarle una obra audiovisual.
Supongo que nada nuevo escribo cuando se trata de relatar los sentimientos que me acompañaron cuando llegaba el primer día de comienzo de las clases. Era el único día de todo el cuatrimestre que en lugar del habitual nerviosismo que me turbaría cada vez que debía dictar un teórico, iba relajado y con la expectativa de conocer a mis nuevos estudiantes y consciente de que ellos también venían con la expectativa de conocerme.
¡Pobres mis queridos y primeros estudiantes que tuvieron que escuchar mis inaugurales teóricos!.
Comencé con mis clases en el año 2002, y fue hasta el último día de clases que al tener que enfrentar el dictado de un teórico sentí los mismos nervios que me conmovieron en mi primera clase; los mismos que me atrapaban cuando era estudiante ―de que no iba a acordarme de nada al momento de enfrentar a los profesores― y hasta el día de hoy con la misma certeza frente a los estudiantes. Lejos de sentirme más tranquilo y a medida que fue pasando el tiempo mi stress no desapareció y la razón estribaba (estriba) en que durante las primeras clases mis conocimientos estaban más apoyados en mi experiencia como productor y director que en los saberes teóricos que me había propuesto comunicar; pero a medida que fui profundizando en los temas, creando nuevos teóricos y poniendo en práctica diferentes modalidades de dictado, más intensos fueron mis temores. Temores que por supuesto siguen persistiendo porque a la hora de presentarme en otros ámbitos dónde dicto la misma materia sigo estudiando y temiendo no poder expresarles a los estudiantes lo nuevo aprendido. Y uno de las razones de mis temores era (es) también el hecho de que no hay en otros ámbitos de estudio de cine una materia similar de la cual pueda aprender de la experiencia de los profesores. No hay tampoco profesores ni profesionales del cine que se ocupen de comunicar conocimientos relacionados con los medios audiovisuales dirigidos a las infancias. Las infancias siguen estando ausentes.
Ahora, que por mi edad la Facultad me quita la posibilidad de seguir ofreciendo mi experiencia docente y de vida profesional dedicada al cine infantil y la Dirección de la Carrera de Diseño, Imagen y Sonido elimina la Cátedra y me quita el placer de aprender a través de las devoluciones de los estudiantes en el trabajo mancomunado, ambas Direcciones también retroceden al pasado haciendo presente la significativa ausencia en los futuros diseñadores audiovisuales de un genuino cine para los niños y jóvenes.
Agradezco a mis colaboradoras docentes y fundamentalmente a todas y a todos los más de 800 estudiantes que acompañaron mi valiosa y placentera experiencia de 10 años en la FADU como Docente Titular de la materia “Realización y Producción de Cine para la Infancia y la Adolescencia” rebautizada por los estudiantes como “NIÑOS”.
Atentamente, Lic. Alejandro Malowicki
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