Recientemente, un agrupamiento se presentó con un documento: “Docentes x AGD”. Lo novedoso es que, a lo largo de 16 carillas, no se mencionan el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Ministerio de Educación, el Gobierno Nacional, la Coneau, el Consejo Interuni-versitario Nacional, el Rectorado y el Consejo Superior de la UBA, los decanatos, las burocracias sindicales de Fedun-Ricci –represen-tantes de Moyano-, de Conadu-Feduba –ligada a Yasky-, las buro-cracias estudiantiles (la Franja Morada, el Macrismo, la Cámpora-, la burocracia no docente de APUBA –conducida por Anró y también moyanista-.
En resumen, a lo largo del documento, no se menciona con “nombre y apellido” a los responsables ideológicos, políticos, institucionales y “sindicales” del estado de precariedad laboral, de falta de salario para los ad honorem, de derrumbe edilicio, de aho-go presupuestario y congelamiento de planta docente, de políticas científicas al servicio de los monopolios privados. Es decir, de la orientación social, privatizadora y mercantilizadora, que ha llevado al conjunto de la educación argentina a un retroceso reconocido por toda la comunidad educativa.
Por el contrario, en diversos párrafos del documento, llaman a un acercamiento a las “gremiales” amarillas, burocráticas y propatro-nales –tanto docentes, no docentes como estudiantiles- para “superar la fragmentación sindical”. Las comisiones internas no docentes combativas, la fundación de la AGD en 1999 y la recupe-ración de la FUBA en 2001 surgieron contra toda la fragmentación y todos los obstáculos que el menemismo-delarruismo y las buro-cracias sindicales pretendieron imponer al movimiento de organización y lucha en defensa de una universidad pública al servicio de las mayorías populares.
Quienes reivindican en la introducción la fundación de la AGD se alzan contra ese mismo espíritu fundacional, que desde las comi-siones directivas de Filosofía y Letras, Sociales, Exactas e Ingeniería, junto a unas decenas de activistas, fundaron nuestro sindicato en contra del unicato que la burocracia sindical –como una losa- pretendía erigir contra los docentes.
Quienes dicen plantear “algunas problemáticas académico-gremia-les” ocultan el rol de las camarillas K, progres, macristas o radicales, que niegan cualquier resquicio de democratización expropiando las conquistas de 1918.
La AGD, a lo largo de estos doce años, ha estado en la organización y movilización por la democratización y contra la LES. Lo ha demostrado en las valladas asambleas universitarias, llevando propuestas concretas de reforma de Estatuto donde se privilegia el claustro único docente, el incremento de la representación estudiantil y la voz y voto para los compañeros no docentes. Lo sostuvo contra la represión oficial en el Congreso Nacional o contra la represión tercerizada de las patotas sindicales (¿a las que habría que acercarse?) en la Facultad de Medicina o en el Colegio Nacional Buenos Aires.
Es así que, con un programa, una organización y una acción nada mediática, la AGD impulsó, sigue desarrollando y desplegará su lucha por reorganizar la universidad sobre nuevas bases.
La lucha contra la orientación social bancomundialista de mercan-tilización y privatización de la educación es el núcleo de la política académica y de investigación que lleva adelante el Gobierno. Las explícitas palabras del ministro Barañao de “generar doctores para la sociedad” es la que subsidia con “mayor” cualificación mano de obra barata para los monopolios privados. Y que solo reproduce en nuestro ámbito las designaciones ad honorem, los becarios preca-rizados o, en el ámbito de la salud, la categoría de concurrente que también prestan servicios sin percibir salarios. Es esta política la que vacía los programas de estudio de grado y traslada contenidos a los posgrados pagos. La investigación, la formación permanente, la actualización y capacitación es parte integrante del sistema universitario y científico-tecnológico que el pueblo argentino había construido a lo largo de cien años.
No alcanza con reclamar “construcción de pensamiento crítico” para enfrentar esta política sistemática de vaciamiento sino que es responsabilidad del gremio docente ponerse a la cabeza de la denuncia, la organización y la lucha para transformarla. Esto es lo que hace la AGD, día a día, en sus boletines, comunicados, plenarios, asambleas, movilizaciones y pliegos de reivindicaciones.
No alcanza con declamar que “no es posible sostener una institu-ción con la UBA contando con tan magra asignación presupues-taria”. La lucha por el salario –a la que minimizan- es la que puso al rojo vivo la lucha por el presupuesto. Este solo se incrementó por el blanqueo salarial, la conquista de 3000 salarios para los ad honorem y por las recomposiciones salariales alcanzadas. Esta es la demostración palmaria que las camarillas y el Gobierno nacional tienen una política consciente de ahogo presupuestario. Y no al revés, como pretenden los autores de este documento. La política de recibir los fondos de la depredadora Ymad, los recursos “propios”, la venta de la fuerza de trabajo de docentes y estudian-tes por medio de pasantías y convenios, son los hechos que ponen negro sobre blanco las necesidades de fondos de esas camarillas.
Para terminar, ¿no es toda una definición de política gremial-académica que, en un documento de 16 carillas, la única delimita-ción, reiterada como un estribillo, es contra la “conducción de la AGD-UBA”, sus manifestaciones y acciones públicas, contra lo que resuelven sus comisiones directivas, sus asambleas por unidad académica, sus asambleas generales?
Hoy, como siempre, nuestra delimitación es con la patronal, las burocracias universitarias y sindicales; pasa por la lucha por la estabilidad laboral, el pago a los ad honorem, el aumento presupuestario, el Convenio Colectivo de Trabajo, un salario igual a la canasta familiar, una política científica y de investigación al servicio de las mayorías populares, la democratización universitaria, la anulación de la LES y la CONEAU.
Con este programa conquistamos una AGD de más de 4000 afiliados, el sindicato más grande de nuestra Conadu Histórica. Con nuestros métodos de la asamblea general garantizaremos la implementación de este programa con todos los docentes que hoy pasa por la masiva suscripción del petitorio para terminar con el paraíso de la flexibilidad laboral en que se han convertido las universidades nacionales.
agrupación naranja de docentes universitarios
conducción AGD UBA
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