
Luego de que en el plenario de secretarios generales la dirección de la Conadu Histórica votara en contra de la moción de AGD-UBA, apoyada por la minoría de la federación (Protagonismo y Lucha y Naranja), que reclamaba un paro nacional activo de 36 horas, el sector michelista intentó corregir ese grave error político que dejaba a uno de sus sindicatos más importantes fuera de la convocatoria. La maniobra no prosperó porque se encontraron con el límite que le imponen sus propios aliados K y del PJ, que recordaron que ya se habían pronunciado en contra. Finalmente, encontraron una solución de compromiso: una jornada de lucha donde cada asociación decide la modalidad -o sea, un golpe objetivo a la medida nacional pero, a la vez, una conciliación con las propias fuerzas internas que apoyan la política del gobierno.
Corresponde destacar que los mismos que impusieron a los michelistas darle la espalda al reclamo del paro, tuvieron que aceptar la convocatoria en sus asociaciones. Además de Misiones y Catamarca (PJ), en Adiuns (dirigida por filo K), Bahía Blanca, las peleas se dieron en asambleas, que resolvieron adherir al paro.
Esta batalla política es sólo un episodio de la profunda crisis que atraviesa a la dirección de la Conadu Histórica, producto de la claudicación frente a sectores K en función de mantener una alianza que tarde o temprano arrastrará a una profunda parálisis a la federación. Los que caracterizamos el derrumbe del gobierno, la necesidad de enfrentar el ajuste que los K y la oposición patronal pretenden descargar sobre trabajadores, la salud y la educación, y la importancia de enfrentar en todos los ángulos a la burocracia colaboracionista del ministerio tenemos el desafío de, en el mismo camino de la huelga tucumana, dar una respuesta de conjunto al ajuste superando a la dirección de la federación.
Ileana Celotto, secretaria general AGD-UBA
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