Finalizando
el 2009 y cerca de concluir mi gestión al frente de la Secretaría de Acción
Comunitaria cumplo, como lo hicimos anualmente, con la responsabilidad
democrática de dar cuenta de nuestro quehacer.
Justamente
hablar de democracia en un ámbito académico como éste, parecería un exceso. Sin
embargo no es así.
La
Universidad de Buenos Aires, amparada por su autonomía, con la que acuerdo,
sigue siendo una de las instituciones más opacas y corporativas en su
funcionamiento. No sólo por el mecanismo de elección de las autoridades de la
Universidad de Buenos Aires, sino por el complejo y para nada transparente
sistema de alianzas que nos remite, lamentablemente, a lo peor de la política
tradicional.
Año
tras año, las promesas de modificar los estatutos a través de la Asamblea
Universitaria quedan sólo en eso. Promesas. Este año la situación no se ha
modificado.
La situación en la
FADU
Escasez
presupuestaria, trabajadores docentes sin salarios, subrentados u otros,
incluso, sin designación, infraestructura en progresivo deterioro. Así
iniciamos nuestro periplo. Nos propusimos, siquiera una vez, intervenir “desde
adentro”. Hoy la conclusión es que volveríamos a hacerlo. Sin embargo los
resultados obtenidos nos ubican muy lejos de nuestros propósitos y objetivos
iniciales.
No
pecamos de voluntarismo alguno, sino que consideramos que quebrar la lógica de
la asfixia presupuestaria era el compromiso común y excluyente del espacio
político que integramos.
Las
gestiones anteriores, dujovnista-reformista, Reforma, Coalición, Franja, Nuevo
Espacio (unidos o separados), adhirieron a la obediencia debida al ajuste. Mercantilizaron
la academia con la pretendida intención de obtener recursos para su
financiamiento. Así privatizaron y arancelaron. Desde posgrados a cursos de
verano, desde la promoción de pasantías laborales cuyo principal sesgo no era
la formación de los estudiantes sino la provisión de una fuerza de trabajo
calificada y degradada por las condiciones laborales fijadas por los grandes
estudios y consultoras.
El
nuevo paradigma académico: obtener recursos propios, fue el maná, que en esta
oportunidad no cayó del cielo, sino de la explotación de jóvenes colegas y la
aquiescencia de la mayoría de graduados. La reproducción de la burocracia
dirigencial no hacía más que consolidar
esa lógica que quisimos quebrar.
La
representación actual no da cuenta de la realidad de los claustros. Ni de los
30000 estudiantes, ni de los más de 3000 docentes que damos clases, ni de los
trabajadores de la FADU.
Imposible
hacerlo bajo las condiciones de este estatuto universitario que consagra el
voto calificado, como acaba de demostrarse, ya que si bien la reelección de
Hallú es legal, es aún más ilegitima que la de su primer período, acompañada
por la represión policial y con la ausencia, notoria, en el recinto de 91
representantes.
Sólo
una UBA democratizada permitiría garantizar la voz y los mandatos de quienes
estudian y trabajan en la universidad. También será la única forma de acallar,
definitivamente, voces como las del recientemente nombrado ministro de
Educación por Macri, Abel Posee, acerca
del cual parecería que el Rector de la UBA no tiene grandes diferencias.
El
escenario en nuestra Facultad está inmerso en esa caracterización. El ex-actual
decano, rompió acuerdos políticos y de principios, naufragó sistemáticamente en
una gestión que lo alejó
de su núcleo original de compromiso, creando un gobierno paralelo, con
evidentes acuerdos con Reforma y bendecido por Martín Marcos (Consejero Superior
y candidato a erigirse como decano de esta Facultad). Para hacer propia la
política privatizadora a través de la
gestión de recursos privados y públicos a través de convenios y de la obtención
de recursos estatales extraordinarios en lugar de dar una pelea sistemática
para obtener financiamiento a través del presupuesto estatal genuino, única garantía
para la subsistencia de la universidad pública y gratuita.
La crisis
permanente se instaló en el gobierno de la FADU, quién sostuvo a Sorín? a qué costo?
Los
mandatos de un heterogéneo colectivo político no pueden ser vulnerados de
manera inconsulta. Hablamos del mismo funcionario que antes de ser electo
concurrió al gremio solicitando apoyo, exponiendo, además, su disposición a
avalar la plataforma de AGD y
ahora
solicitó su desafiliación.
El
Superior prácticamente intervino sobre las decisiones del CD de la FADU,
llegando a recortar discrecionalmente recursos asignados y dar de baja
designaciones durante 2008 y 2009. Con recursos propios debieron afrontarse los
salarios docentes del curso de verano de 2007 y
2008 y de los salarios de cientos de docentes designados en 2008.
Situación
que perdura este año aunque se mantuvo oculta para que no se reeditara el
conflicto.
La
frutilla del postre la concretaron con la purga compulsiva del claustro de
graduados, dando de baja a 1500 de ellos. Y el control del padrón -como
punteros del conurbano que administran un plan social- como se refleja en el freno de los concursos
de profesores que
ni siquiera se repuso por bajas vegetativas. En 2009 estuvieron habilitados
para votar cerca de 25 profesores menos que en 2005.
Se
entiende por qué hablamos de la imprescindible necesidad de democratización
como el principio de todas las batallas. Todos estos hechos están documentados
y muestran a las claras el perfil de gobierno que le espera a la FADU a partir
de 2010. Quienes realizaron estas
maniobras “ganaron” las elecciones (con la legitimidad que permite el actual
estatuto, casi solamente por 80 votos de profesores, al margen de la decisión de
la mayoría de los docentes, estudiantes y no docentes) y están buscando las
alianzas que les permitan asumir.
Es
necesario mencionar también que gran parte de la gestión nucleada en Encuentro
fue incapaz de dar una respuesta firme frente al embate de Sorin y el rectorado
y eso le costó las elecciones en 2009.
El perfil de la
Secretaría de Acción Comunitaria y su actividad
Como
parte del acuerdo que llevó a Sorin al gobierno de la FADU en 2005 nuestro
espacio asumió la responsabilidad de esta Secretaría convencidos de que era
importante ser parte de la gestión para llevar adelante el programa electoral y
velar por el cumplimiento de los compromisos
asumidos.
Al
mismo tiempo que considerábamos que operativamente esta Secretaría permitiría
desarrollar un trabajo integrado de coordinación y sustentabilidad, que aportara
a la problemática de la vivienda social, del acceso a los servicios, de la
carencia urbanística del sur de nuestra sociedad y, particularmente, en las
villas. Tarea que se desarrollaba con pocos recursos desde el esfuerzo aislado
de algunas cátedras, docentes y equipos de investigación.
Quiénes
entendieron, desde la práctica profesional y docente, que la falta de una
vivienda digna viola un precepto constitucional. Muchas veces fueron mirados de
soslayo por ocuparse de temas tan lejanos de la necesidad de reproducción de
los grandes estudios. Aunque, sin duda
son utilizados como referencia académica cuando alguno de estos problemas, ingresan
a la agenda periodística.
Otra
cuestión que nos impulsó a asumir la tarea es la agudización del conflicto
habitacional a partir de la Argentina de la post convertibilidad con la brutal
devaluación monetaria, acompañando un incremento exponencial del valor de la
tierra y, fundamentalmente, del
espacio urbano. Así nuevas ocupaciones a la vera de las vías, de terrenos
fiscales y edificios en desuso, mostraban el desamparo y la orfandad de una
ciudadanía sin recursos, ni políticas
oficiales de contención.
Decidimos
que era fundamental ligar estas situaciones y generar la posibilidad de un
trabajo participativo que mostrara el rol central que le compete a la facultad
y la universidad: intervenir en la emergencia social.
Una
forma de contraponer la universidad al servicio del pueblo a la universidad
mercantilista.
La
primer tarea fue difundir nuestra existencia, nos vinculamos con organizaciones
sociales, comedores, ONGs al servicio de la comunidad y de la salud, con
fábricas recuperadas y el movimiento piquetero.
Al
mismo tiempo nos acercamos a la comunidad educativa para acordar un proyecto de
trabajo con cátedras y equipos de
investigación.
Proyectos centrales
desarrollados
Con
la Fundación Rumbos abordamos temas vinculados a los problemas de accesibilidad
en situaciones de pobreza, en un proyecto desarrollado con el gobierno de la
Ciudad, convocando estudiantes avanzados de arquitectura, quienes recibieron un
curso de formación previa en temas
de accesibilidad y pobreza, para relevar hoteles de la ciudad capaces de albergar
a personas con discapacidad motora en situación de calle. Y organizamos un
curso de capacitación hacia un hábitat accesible en la pobreza, del que participaron 50
profesionales y que finalizó con una intervención en un problemática vinculada
a la accesibilidad en la Villa 31.
La
primera gran experiencia en cuestiones de urbanismo la desarrollamos cuando nos
convocaron los vecinos del nuevo asentamiento
Los Eucaliptos en José León Suárez. Se estaban asentando en un terreno
deshabitado durante 30 años y su deseo era que el barrio no se desarrollara
como una villa. Por eso nos pedían que los ayudáramos a concretarlo. Formamos
un equipo interdisciplinario de voluntarios convocando a estudiantes, docentes y
graduados que concurrieron todos los domingos durante el curso lectivo,
extendiendo la intervención, además, estudiantes de Trabajo Social de la UBA,
que colaboraron con el censo de la población.
Junto
a los vecinos se iniciaron las tareas de mensura de las manzanas y terrenos,
según el código, respetando el trazado
de las calles contiguas y los árboles existentes.
Pero
básicamente, esta etapa, permitió que los vecinos recuperaran oficios y
saberes, una identidad que tenían fragmentada y diluida.
Para
exponer la complejidad de la tarea, alcanzan dos ejemplos de intervención
participativa. Debió construirse un puente provisorio, que permitiera la
circulación de camiones transportadores de escombros para rellenar zonas
inundables. Pero aún algo más serio.
Ingresar
en el entramado institucional, preservando a los habitantes y a nosotros mismos
de la represión policial y de la negación oficial. Teníamos la legitimidad social,
necesitábamos alcanzar la legalidad. Establecer bajo qué forma jurídica, llegar
a la titularización de la tierra.
Hoy
el emprendimiento se encuentra consolidado y están sentadas las bases para el
último paso. Los vecinos, integrados en una cooperativa, entregaron a las autoridades
el plano del barrio concretado por el trabajo realizado desde la Secretaría,
con cada lote y vecino censados para allanar el proceso hacia la
titularización.
Otro
equipo desarrolló tareas los fines de semana en San Fernando/Santa Rosa/Los
Pinos.
Fuimos
convocados cuando a los vecinos les ofrecían un proyecto de viviendas desde el
municipio y no veían en eso la solución a sus problemas. Condición absoluta.
Veían como amenaza el desalojo del predio que ocupaban hacía más de 40 años. La
mayoría deseaba permanecer
en sus hogares, obtener el título de propiedad de sus viviendas y que el
municipio mejorara la infraestructura, instalara los servicios necesarios y
garantizara condiciones de seguridad y de saneamiento, para mejorar lo que
ellos mismos fueron haciendo durante décadas.
El municipio les ofrecía un plan de 86 viviendas en construcción, sin tenerlos
en cuenta ni hacerlos partícipes de los proyectos, sin indemnización por las mejoras
realizadas en sus casas, debían abandonarlas compulsivamente, para ir a vivir a
otras de inferior calidad constructiva, más pequeña y por las cuales, además,
debían comenzar a pagar una cuota.
Se
decidió en una asamblea junto a los vecinos, hacer un censo del barrio para
determinar el estado de las viviendas, cuantas familias las habitaban y cuales
eran sus deseos y necesidades. El relevamiento fue elocuente: en dos manzanas:
400 viviendas para 700 familias, por lo tanto la necesidad habitacional era muy
superior a la registrada por el municipio. Estudiantes de arquitectura de grado
y posgrado y graduados trabajaron, con la colaboración de estudiantes de Imagen
y sonido que registraron el proceso, en el censo y la concreción de un plano
de la zona que incorporaba posibles manzanas desocupadas a ser urbanizadas para
permitir que todos accedieran a una vivienda en condiciones y evitar la
existencia de inseguros pasillos. Realizamos una jornada de reflexión previa en
la FADU con más de 50 vecinos quienes
además visitaron el Centro Experimental de la Producción vinculado a la cátedra
Levinton, observando sistemas constructivos con materiales y recursos para el
ahorro de energía.
Como
resultado del trabajo de los alumnos se entregó el plano y el censo a los
vecinos y se formalizó la propuesta al municipio solicitando para su concreción
una combinación de distintos planes que ofrece el Estado.
Los
resultados de estos trabajos fueron expuestos en la Facultad en distintas
actividades vinculadas a extensión y al hábitat.
A
partir de estas, y sumadas a otras 14 intervenciones barriales desarrolladas
durante 2006, 2007 y parte de 2008 desde el urbanismo constatamos la ausencia
de herramientas o instrumentos para que los vecinos pudieran operar sobre
diversas cuestiones urbanísticas, legales
o de organización, cuando se proponían a construir un nuevo barrio o mejorar su
habitat.
De
este modo surgió la idea de desarrollar un proyecto para la elaboración de un
manual de urbanismo para los asentamientos que abordara soluciones a las
diversas problemáticas que se presentan.
Se
presentó el proyecto para el Manual de Urbanismo para Asentamientos Precarios,
al Voluntariado del Ministerio de Educación y fue aprobado.
Metodológicamente
se partió de las carencias institucionales y de la falta o ausencia de transparencia
de la políticas públicas sectoriales. Durante dos años de trabajo intenso y
sistemático, estudiantes de arquitectura y diseño gráfico de la FADU, y de trabajo
social y comunicación de Sociales se concentraron en organizar y desarrollar
las diversas etapas del proyecto, las competencias y la evaluación de
resultados.
La
primera etapa fue compilar la información para clasificarla en diversos
capítulos, luego se desarrolló la etapa de redacción y posteriormente las
entrevistas de campo a testigos claves, vecinos de los barrios donde habíamos
intervenido.
La
adaptación de las notas tuvo en cuenta el estilo del manual, ya que
pretendíamos que los vecinos de villas y asentamientos se “apropiaran” de su
contenido, debía ser de ágil lectura y fácil comprensión, definimos entonces el
lenguaje de los textos y las ilustraciones que deberían acompañar cada tema de
cada capítulo, así como la forma de presentar normativa legal y las necesarias recomendaciones
operativas, visualizadas como un plan de acción. Por último
se aprobó colectivamente un diseño y seguimos semanalmente el avance de la
diagramación. El manual demandó dos años de intenso trabajo que culminó con la
impresión de 1000 ejemplares en la Imprenta Chilavert cooperativa gestionada
por sus trabajadores.
El
manual ha tenido gran repercusión mediática y profesional, lo presentamos en la
Jornada Internacional del Hábitat realizada en un asentamiento de José León Suárez.
Fue registrada por los principales diarios de circulación nacional y en medios
de las universidades nacionales, además, fue muy bien recibido por los vecinos
de distintos barrios, profesionales, actores sociales vinculados al trabajo con
los asentamientos y también por funcionarios de las distintas jurisdicciones,
con competencia sobre el tema. Ya abre la posibilidad de desarrollar varios
nuevos proyectos. Hasta el mismo Decano fue entrevistado al respecto, ponderando
el trabajo realizado.
Nuestro propio
aprendizaje
Las
intervenciones barriales fueron una escuela para los estudiantes que
concurrieron, quienes manifestaron que la experiencia barrial había redundado
en el aprendizaje de los métodos constructivos informales que tiene la
población. Que no se realizan experiencias de este
tipo como práctica habitual incorporada a la currícula académica, que la
experiencia significó un acrecentamiento de sus conocimientos además de la
posibilidad de transferir otros conocimientos
adquiridos en una práctica concreta. Estas opiniones fueron fundamentales para
que buscáramos (aunque lamentablemente no lo logramos) el reconocimiento del
crédito académico para los estudiantes participantes en los proyectos.
A
partir de las primeras experiencias entendimos que muchas veces las cátedras
estaban interesadas en desarrollar proyectos con nosotros pero no podían
compatibilizarlos con las cursadas. Mientras que muchos estudiantes de grado y
posgrado estaban dispuestos a desarrollar
trabajos fuera de la currícula.
Por
eso optamos por ampliar la propuesta de intervención a otras carreras dictadas
en la FADU.
Con
la metodología de formar equipos de voluntarios, recurrir al asesoramiento y
seguimiento de los proyectos por docentes autorizados y generar proyectos de
extensión para cada uno de los trabajos que fuimos acordando con las organizaciones
sociales y que se fueron concretando.
Seis
de los proyectos fueron presentados al Voluntariado de la SPU del Ministerio de
Educación para lograr un financiamiento que permitiera su concreción. Dos de
ellos fueron aprobados y pudieron ser concretados y financiados a lo largo de
estos cuatro años.
Uno
de ellos fue el Taller de Capacitación en Fundamentos de Diseño y Moldería
desarrollado conjuntamente con la dirección de la carrera de Diseño Textil e
Indumentaria, que se desarrollaron en 2008 en la Villa 31 y en 2009 en San
Fernando. Veinte alumnas de la carrera, se capacitaron previamente a través de
dos cursos, el primero sobre la intervención en tareas comunitarias dictado por
psicólogas sociales de Apel y el otro de formación en la temática a desarrollar
y como abordarla. En los barrios dictaron el curso para mujeres que
deseaban
desarrollar
una perspectiva laboral independiente en costura o en algún taller del rubro.
Parte de los resultados obtenidos fueron expuestos en la sala Baliero en 2008.
Todos
los años presentamos un resumen de actividades sobre los distintos proyectos en
los que trabajamos con estudiantes de las carreras de Imagen y Sonido, Arquitectura,
Diseño Gráfico y Diseño de Indumentaria y Textil.
Como
cierre se adjuntan al presente documento.
Comentarios finales
y derecho a réplica
Con
el antes mencionado escenario político, la acción de la Secretaría y de la
persona que estuvo al frente de ella, fue desacreditada, desfinanciada,
ninguneada y no sólo, como cabía esperar,
por Reforma, sino por el mismo Arq. Sorín. Presupuesto “cero” para la
Secretaría. Ni equipamiento, ni personal de apoyo, ni pasantes. Tampoco un
espacio adecuado. Ajuste del ajuste en el año 2008, cuando eliminó los
contratos que vinculaban a un Subsecretario y
a dos Directores y hasta el magro salario para una estudiante empleada
conquistado ese mismo año.
El
Decano personalizó su confrontación política con la Secretaria y con el espacio
por ella representado. En especial a partir de su fugaz paso (no muy prolífico
para la FADU) por el vicerrectorado de la UBA.
Mientras
Reforma sacó un material infamante, autoría del colega Horacio Wainhaus, donde
me acusaba de estar cobrando un salario altísimo, como si fuera responsable de
autoadjudicarme una grilla salarial, que bien sabe toda la comunidad
universitaria, fue fijada por
las autoridades del Rectorado de la UBA para garantizar fidelidad y obediencia.
Mientras los que integramos la nueva gestión votamos una dedicación recortada.
A pesar de ello y hay constancias para quién las requiera, solventé con mi
salario parte de la infraestructura y personal.
Probablemente este
trabajo no tenga continuidad
Pero
los frutos de nuestra tarea quedarán materializados en el Manual de Urbanismo y
en buena parte del equipamiento y máquinas de costura utilizados para el
proyecto en los barrios que cedimos al Taller de Prototipo de la carrera de
Diseño Textil e Indumentaria con el objetivo
de que se desarrollen desde allí también tareas dirigidas a la comunidad.
Quedará
como una marca indeleble en los jóvenes que formaron parte de todos los
proyectos pero fundamentalmente, en los sujetos sociales que incorporaron un
nuevo quehacer sobre derechos efectivos y como ejercerlos.
Para
finalizar quiero agregar que la defensa del programa con el que asumí me llevó
a intervenir activamente en la constitución del gremio docente de la FADU. En
primer lugar para que los docentes se referenciaran en él. Y luego para estar
presente en cada una de las situaciones
en las que se veían amenazadas las condiciones de trabajo de los docentes como
fue el caso de los nombramientos no reconocidos por la UBA, los cargos ad
honorem comprometidos con el Ministerio que no se abonaban, el curso de verano
recortado y finalmente solventado con recursos propios, la discusión del nuevo
reglamento de concursos para
auxiliares, el legajo para los ad honorem para que se reconozca su antigüedad y
el derecho a la obra social y tantas otras arbitrariedades que sufren aquellos
que a pesar de trabajar durante años no gozan de la estabilidad laboral que
marca la ley.
Y
también a intervenir activamente en la pelea cotidiana por el aumento salarial,
la nueva ley jubilatoria, el aumento presupuestario, la democratización de la
universidad y contra
proyectos
que atentan contra la universidad pública como la ley de educación superior que
se intenta aplicar.
Algunas
de estas tareas fueron fructíferas y otras, la mayoría, quedan pendientes y
fiel a mis convicciones espero que mi intervención haya servido como modesto
aporte para mostrar el camino a seguir.
Este
balance y el informe de gestión serán presentados oficialmente a la actual
gestión de la FADU.
Viviana Asrilant
Secretaria
de Acción Comunitaria
Docente
categoría Adjunta Morfología II
Catedra
Brignone (ex Rolfo)
Diseño
Gráfico
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