25 de diciembre de 2009

Balance de 4 años de gestión

Finalizando el 2009 y cerca de concluir mi gestión al frente de la Secretaría de Acción Comunitaria cumplo, como lo hicimos anualmente, con la responsabilidad democrática de dar cuenta de nuestro quehacer.
Justamente hablar de democracia en un ámbito académico como éste, parecería un exceso. Sin embargo no es así.
La Universidad de Buenos Aires, amparada por su autonomía, con la que acuerdo, sigue siendo una de las instituciones más opacas y corporativas en su funcionamiento. No sólo por el mecanismo de elección de las autoridades de la Universidad de Buenos Aires, sino por el complejo y para nada transparente sistema de alianzas que nos remite, lamentablemente, a lo peor de la política tradicional.
Año tras año, las promesas de modificar los estatutos a través de la Asamblea Universitaria quedan sólo en eso. Promesas. Este año la situación no se ha modificado.

La situación en la FADU

Escasez presupuestaria, trabajadores docentes sin salarios, subrentados u otros, incluso, sin designación, infraestructura en progresivo deterioro. Así iniciamos nuestro periplo. Nos propusimos, siquiera una vez, intervenir “desde adentro”. Hoy la conclusión es que volveríamos a hacerlo. Sin embargo los resultados obtenidos nos ubican muy lejos de nuestros propósitos y objetivos iniciales.
No pecamos de voluntarismo alguno, sino que consideramos que quebrar la lógica de la asfixia presupuestaria era el compromiso común y excluyente del espacio político que integramos.
Las gestiones anteriores, dujovnista-reformista, Reforma, Coalición, Franja, Nuevo Espacio (unidos o separados), adhirieron a la obediencia debida al ajuste. Mercantilizaron la academia con la pretendida intención de obtener recursos para su financiamiento. Así privatizaron y arancelaron. Desde posgrados a cursos de verano, desde la promoción de pasantías laborales cuyo principal sesgo no era la formación de los estudiantes sino la provisión de una fuerza de trabajo calificada y degradada por las condiciones laborales fijadas por los grandes estudios y consultoras.
El nuevo paradigma académico: obtener recursos propios, fue el maná, que en esta oportunidad no cayó del cielo, sino de la explotación de jóvenes colegas y la aquiescencia de la mayoría de graduados. La reproducción de la burocracia dirigencial no hacía más que consolidar esa lógica que quisimos quebrar.
La representación actual no da cuenta de la realidad de los claustros. Ni de los 30000 estudiantes, ni de los más de 3000 docentes que damos clases, ni de los trabajadores de la FADU.
Imposible hacerlo bajo las condiciones de este estatuto universitario que consagra el voto calificado, como acaba de demostrarse, ya que si bien la reelección de Hallú es legal, es aún más ilegitima que la de su primer período, acompañada por la represión policial y con la ausencia, notoria, en el recinto de 91 representantes.

Sólo una UBA democratizada permitiría garantizar la voz y los mandatos de quienes estudian y trabajan en la universidad. También será la única forma de acallar, definitivamente, voces como las del recientemente nombrado ministro de Educación por Macri, Abel Posee, acerca del cual parecería que el Rector de la UBA no tiene grandes diferencias.
El escenario en nuestra Facultad está inmerso en esa caracterización. El ex-actual decano, rompió acuerdos políticos y de principios, naufragó sistemáticamente en una gestión que lo alejó de su núcleo original de compromiso, creando un gobierno paralelo, con evidentes acuerdos con Reforma y bendecido por Martín Marcos (Consejero Superior y candidato a erigirse como decano de esta Facultad). Para hacer propia la política privatizadora a través de la gestión de recursos privados y públicos a través de convenios y de la obtención de recursos estatales extraordinarios en lugar de dar una pelea sistemática para obtener financiamiento a través del presupuesto estatal genuino, única garantía para la subsistencia de la universidad pública y gratuita.

La crisis permanente se instaló en el gobierno de la FADU, quién sostuvo a Sorín?  a qué costo?

Los mandatos de un heterogéneo colectivo político no pueden ser vulnerados de manera inconsulta. Hablamos del mismo funcionario que antes de ser electo concurrió al gremio solicitando apoyo, exponiendo, además, su disposición a avalar la plataforma de AGD y 
ahora solicitó su desafiliación.
El Superior prácticamente intervino sobre las decisiones del CD de la FADU, llegando a recortar discrecionalmente recursos asignados y dar de baja designaciones durante 2008 y 2009. Con recursos propios debieron afrontarse los salarios docentes del curso de verano de 2007 y 2008 y de los salarios de cientos de docentes designados en 2008. 
Situación que perdura este año aunque se mantuvo oculta para que no se reeditara el conflicto.
La frutilla del postre la concretaron con la purga compulsiva del claustro de graduados, dando de baja a 1500 de ellos. Y el control del padrón -como punteros del conurbano que administran un plan social-  como se refleja en el freno de los concursos de profesores que ni siquiera se repuso por bajas vegetativas. En 2009 estuvieron habilitados para votar cerca de 25 profesores menos que en 2005.
Se entiende por qué hablamos de la imprescindible necesidad de democratización como el principio de todas las batallas. Todos estos hechos están documentados y muestran a las claras el perfil de gobierno que le espera a la FADU a partir de 2010. Quienes realizaron estas maniobras “ganaron” las elecciones (con la legitimidad que permite el actual estatuto, casi solamente por 80 votos de profesores, al margen de la decisión de la mayoría de los docentes, estudiantes y no docentes) y están buscando las alianzas que les permitan asumir.
Es necesario mencionar también que gran parte de la gestión nucleada en Encuentro fue incapaz de dar una respuesta firme frente al embate de Sorin y el rectorado y eso le costó las elecciones en 2009.

El perfil de la Secretaría de Acción Comunitaria y su actividad

Como parte del acuerdo que llevó a Sorin al gobierno de la FADU en 2005 nuestro espacio asumió la responsabilidad de esta Secretaría convencidos de que era importante ser parte de la gestión para llevar adelante el programa electoral y velar por el cumplimiento de los compromisos asumidos.
Al mismo tiempo que considerábamos que operativamente esta Secretaría permitiría desarrollar un trabajo integrado de coordinación y sustentabilidad, que aportara a la problemática de la vivienda social, del acceso a los servicios, de la carencia urbanística del sur de nuestra sociedad y, particularmente, en las villas. Tarea que se desarrollaba con pocos recursos desde el esfuerzo aislado de algunas cátedras, docentes y equipos de investigación.
Quiénes entendieron, desde la práctica profesional y docente, que la falta de una vivienda digna viola un precepto constitucional. Muchas veces fueron mirados de soslayo por ocuparse de temas tan lejanos de la necesidad de reproducción de los grandes estudios. Aunque, sin duda son utilizados como referencia académica cuando alguno de estos problemas, ingresan a la agenda periodística.
Otra cuestión que nos impulsó a asumir la tarea es la agudización del conflicto habitacional a partir de la Argentina de la post convertibilidad con la brutal devaluación monetaria, acompañando un incremento exponencial del valor de la tierra y, fundamentalmente, del espacio urbano. Así nuevas ocupaciones a la vera de las vías, de terrenos fiscales y edificios en desuso, mostraban el desamparo y la orfandad de una ciudadanía sin  recursos, ni políticas oficiales de contención.
Decidimos que era fundamental ligar estas situaciones y generar la posibilidad de un trabajo participativo que mostrara el rol central que le compete a la facultad y la universidad: intervenir en la emergencia social.
Una forma de contraponer la universidad al servicio del pueblo a la universidad mercantilista.
La primer tarea fue difundir nuestra existencia, nos vinculamos con organizaciones sociales, comedores, ONGs al servicio de la comunidad y de la salud, con fábricas recuperadas y el movimiento piquetero.
Al mismo tiempo nos acercamos a la comunidad educativa para acordar un proyecto de trabajo con  cátedras y equipos de investigación.

Proyectos centrales desarrollados

Con la Fundación Rumbos abordamos temas vinculados a los problemas de accesibilidad en situaciones de pobreza, en un proyecto desarrollado con el gobierno de la Ciudad, convocando estudiantes avanzados de arquitectura, quienes recibieron un curso de formación previa en temas de accesibilidad y pobreza, para relevar hoteles de la ciudad capaces de albergar a personas con discapacidad motora en situación de calle. Y organizamos un curso de capacitación hacia un hábitat accesible  en la pobreza, del que participaron 50 profesionales y que finalizó con una intervención en un problemática vinculada a la accesibilidad en la Villa 31.
La primera gran experiencia en cuestiones de urbanismo la desarrollamos cuando nos convocaron los vecinos del nuevo asentamiento Los Eucaliptos en José León Suárez. Se estaban asentando en un terreno deshabitado durante 30 años y su deseo era que el barrio no se desarrollara como una villa. Por eso nos pedían que los ayudáramos a concretarlo. Formamos un equipo interdisciplinario de voluntarios convocando a estudiantes, docentes y graduados que concurrieron todos los domingos durante el curso lectivo, extendiendo la intervención, además, estudiantes de Trabajo Social de la UBA, que colaboraron con el censo de la población.
Junto a los vecinos se iniciaron las tareas de mensura de las manzanas y terrenos, según el código,  respetando el trazado de las calles contiguas y los árboles existentes.
Pero básicamente, esta etapa, permitió que los vecinos recuperaran oficios y saberes, una identidad que tenían fragmentada y diluida.
Para exponer la complejidad de la tarea, alcanzan dos ejemplos de intervención participativa. Debió construirse un puente provisorio, que permitiera la circulación de camiones transportadores de escombros para rellenar zonas inundables. Pero aún algo más serio. 
Ingresar en el entramado institucional, preservando a los habitantes y a nosotros mismos de la represión policial y de la negación oficial. Teníamos la legitimidad social, necesitábamos alcanzar la legalidad. Establecer bajo qué forma jurídica, llegar a la titularización de la tierra.
Hoy el emprendimiento se encuentra consolidado y están sentadas las bases para el último paso. Los vecinos, integrados en una cooperativa, entregaron a las autoridades el plano del barrio concretado por el trabajo realizado desde la Secretaría, con cada lote y vecino censados para allanar el proceso hacia la titularización.
Otro equipo desarrolló tareas los fines de semana en San Fernando/Santa Rosa/Los Pinos.
Fuimos convocados cuando a los vecinos les ofrecían un proyecto de viviendas desde el municipio y no veían en eso la solución a sus problemas. Condición absoluta. Veían como amenaza el desalojo del predio que ocupaban hacía más de 40 años. La mayoría deseaba permanecer en sus hogares, obtener el título de propiedad de sus viviendas y que el municipio mejorara la infraestructura, instalara los servicios necesarios y garantizara condiciones de seguridad y de saneamiento, para mejorar lo que ellos mismos fueron haciendo durante décadas. El municipio les ofrecía un plan de 86 viviendas en construcción, sin tenerlos en cuenta ni hacerlos partícipes de los proyectos, sin indemnización por las mejoras realizadas en sus casas, debían abandonarlas compulsivamente, para ir a vivir a otras de inferior calidad constructiva, más pequeña y por las cuales, además, debían comenzar a pagar una cuota.
Se decidió en una asamblea junto a los vecinos, hacer un censo del barrio para determinar el estado de las viviendas, cuantas familias las habitaban y cuales eran sus deseos y necesidades. El relevamiento fue elocuente: en dos manzanas: 400 viviendas para 700 familias, por lo tanto la necesidad habitacional era muy superior a la registrada por el municipio. Estudiantes de arquitectura de grado y posgrado y graduados trabajaron, con la colaboración de estudiantes de Imagen y sonido que registraron el proceso, en el censo y la concreción de un plano de la zona que incorporaba posibles manzanas desocupadas a ser urbanizadas para permitir que todos accedieran a una vivienda en condiciones y evitar la existencia de inseguros pasillos. Realizamos una jornada de reflexión previa en la FADU con más de 50 vecinos quienes además visitaron el Centro Experimental de la Producción vinculado a la cátedra Levinton, observando sistemas constructivos con materiales y recursos para el ahorro de energía.
Como resultado del trabajo de los alumnos se entregó el plano y el censo a los vecinos y se formalizó la propuesta al municipio solicitando para su concreción una combinación de distintos planes que ofrece el Estado.
Los resultados de estos trabajos fueron expuestos en la Facultad en distintas actividades vinculadas a extensión y al hábitat.
A partir de estas, y sumadas a otras 14 intervenciones barriales desarrolladas durante 2006, 2007 y parte de 2008 desde el urbanismo constatamos la ausencia de herramientas o instrumentos para que los vecinos pudieran operar sobre diversas cuestiones urbanísticas, legales o de organización, cuando se proponían a construir un nuevo barrio o mejorar su habitat.
De este modo surgió la idea de desarrollar un proyecto para la elaboración de un manual de urbanismo para los asentamientos que abordara soluciones a las diversas problemáticas que se presentan.
Se presentó el proyecto para el Manual de Urbanismo para Asentamientos Precarios, al Voluntariado del Ministerio de Educación y fue aprobado.
Metodológicamente se partió de las carencias institucionales y de la falta o ausencia de transparencia de la políticas públicas sectoriales. Durante dos años de trabajo intenso y sistemático, estudiantes de arquitectura y diseño gráfico de la FADU, y de trabajo social y comunicación de Sociales se concentraron en organizar y desarrollar las diversas etapas del proyecto, las competencias y la evaluación de resultados.
La primera etapa fue compilar la información para clasificarla en diversos capítulos, luego se desarrolló la etapa de redacción y posteriormente las entrevistas de campo a testigos claves, vecinos de los barrios donde habíamos intervenido.
La adaptación de las notas tuvo en cuenta el estilo del manual, ya que pretendíamos que los vecinos de villas y asentamientos se “apropiaran” de su contenido, debía ser de ágil lectura y fácil comprensión, definimos entonces el lenguaje de los textos y las ilustraciones que deberían acompañar cada tema de cada capítulo, así como la forma de presentar normativa legal y las necesarias recomendaciones operativas, visualizadas como un plan de acción. Por último se aprobó colectivamente un diseño y seguimos semanalmente el avance de la diagramación. El manual demandó dos años de intenso trabajo que culminó con la impresión de 1000 ejemplares en la Imprenta Chilavert cooperativa gestionada por sus trabajadores.
El manual ha tenido gran repercusión mediática y profesional, lo presentamos en la Jornada Internacional del Hábitat realizada en un asentamiento de José León Suárez. Fue registrada por los principales diarios de circulación nacional y en medios de las universidades nacionales, además, fue muy bien recibido por los vecinos de distintos barrios, profesionales, actores sociales vinculados al trabajo con los asentamientos y también por funcionarios de las distintas jurisdicciones, con competencia sobre el tema. Ya abre la posibilidad de desarrollar varios nuevos proyectos. Hasta el mismo Decano fue entrevistado al respecto, ponderando el trabajo realizado.

Nuestro propio aprendizaje

Las intervenciones barriales fueron una escuela para los estudiantes que concurrieron, quienes manifestaron que la experiencia barrial había redundado en el aprendizaje de los métodos constructivos informales que tiene la población. Que no se realizan experiencias de este tipo como práctica habitual incorporada a la currícula académica, que la experiencia significó un acrecentamiento de sus conocimientos además de la posibilidad de transferir otros conocimientos adquiridos en una práctica concreta. Estas opiniones fueron fundamentales para que buscáramos (aunque lamentablemente no lo logramos) el reconocimiento del crédito académico para los estudiantes participantes en los proyectos.
A partir de las primeras experiencias entendimos que muchas veces las cátedras estaban interesadas en desarrollar proyectos con nosotros pero no podían compatibilizarlos con las cursadas. Mientras que muchos estudiantes de grado y posgrado estaban dispuestos a desarrollar trabajos fuera de la currícula.
Por eso optamos por ampliar la propuesta de intervención a otras carreras dictadas en la FADU.
Con la metodología de formar equipos de voluntarios, recurrir al asesoramiento y seguimiento de los proyectos por docentes autorizados y generar proyectos de extensión para cada uno de los trabajos que fuimos acordando con las organizaciones sociales y que se fueron concretando.
Seis de los proyectos fueron presentados al Voluntariado de la SPU del Ministerio de Educación para lograr un financiamiento que permitiera su concreción. Dos de ellos fueron aprobados y pudieron ser concretados y financiados a lo largo de estos cuatro años.
Uno de ellos fue el Taller de Capacitación en Fundamentos de Diseño y Moldería desarrollado conjuntamente con la dirección de la carrera de Diseño Textil e Indumentaria, que se desarrollaron en 2008 en la Villa 31 y en 2009 en San Fernando. Veinte alumnas de la carrera, se capacitaron previamente a través de dos cursos, el primero sobre la intervención en tareas comunitarias dictado por psicólogas sociales de Apel y el otro de formación en la temática a desarrollar y como abordarla. En los barrios dictaron el curso para mujeres que deseaban 
desarrollar una perspectiva laboral independiente en costura o en algún taller del rubro. Parte de los resultados obtenidos fueron expuestos en la sala Baliero en 2008.
Todos los años presentamos un resumen de actividades sobre los distintos proyectos en los que trabajamos con estudiantes de las carreras de Imagen y Sonido, Arquitectura, Diseño Gráfico y Diseño de Indumentaria y Textil.
Como cierre se adjuntan al presente documento.

Comentarios finales y derecho a réplica

Con el antes mencionado escenario político, la acción de la Secretaría y de la persona que estuvo al frente de ella, fue desacreditada, desfinanciada, ninguneada y no sólo, como cabía esperar, por Reforma, sino por el mismo Arq. Sorín. Presupuesto “cero” para la Secretaría. Ni equipamiento, ni personal de apoyo, ni pasantes. Tampoco un espacio adecuado. Ajuste del ajuste en el año 2008, cuando eliminó los contratos que vinculaban a un Subsecretario y a dos Directores y hasta el magro salario para una estudiante empleada conquistado ese mismo año.
El Decano personalizó su confrontación política con la Secretaria y con el espacio por ella representado. En especial a partir de su fugaz paso (no muy prolífico para la FADU) por el vicerrectorado de la UBA.
Mientras Reforma sacó un material infamante, autoría del colega Horacio Wainhaus, donde me acusaba de estar cobrando un salario altísimo, como si fuera responsable de autoadjudicarme una grilla salarial, que bien sabe toda la comunidad universitaria, fue fijada por las autoridades del Rectorado de la UBA para garantizar fidelidad y obediencia. Mientras los que integramos la nueva gestión votamos una dedicación recortada. A pesar de ello y hay constancias para quién las requiera, solventé con mi salario parte de la infraestructura y personal.

Probablemente este trabajo no tenga continuidad

Pero los frutos de nuestra tarea quedarán materializados en el Manual de Urbanismo y en buena parte del equipamiento y máquinas de costura utilizados para el proyecto en los barrios que cedimos al Taller de Prototipo de la carrera de Diseño Textil e Indumentaria con el objetivo de que se desarrollen desde allí también tareas dirigidas a la comunidad.
Quedará como una marca indeleble en los jóvenes que formaron parte de todos los proyectos pero fundamentalmente, en los sujetos sociales que incorporaron un nuevo quehacer sobre derechos efectivos y como ejercerlos.

Para finalizar quiero agregar que la defensa del programa con el que asumí me llevó a intervenir activamente en la constitución del gremio docente de la FADU. En primer lugar para que los docentes se referenciaran en él. Y luego para estar presente en cada una de las situaciones en las que se veían amenazadas las condiciones de trabajo de los docentes como fue el caso de los nombramientos no reconocidos por la UBA, los cargos ad honorem comprometidos con el Ministerio que no se abonaban, el curso de verano recortado y finalmente solventado con recursos propios, la discusión del nuevo reglamento de concursos para auxiliares, el legajo para los ad honorem para que se reconozca su antigüedad y el derecho a la obra social y tantas otras arbitrariedades que sufren aquellos que a pesar de trabajar durante años no gozan de la estabilidad laboral que marca la ley.
Y también a intervenir activamente en la pelea cotidiana por el aumento salarial, la nueva ley jubilatoria, el aumento presupuestario, la democratización de la universidad y contra 
proyectos que atentan contra la universidad pública como la ley de educación superior que se intenta aplicar.
Algunas de estas tareas fueron fructíferas y otras, la mayoría, quedan pendientes y fiel a mis convicciones espero que mi intervención haya servido como modesto aporte para mostrar el camino a seguir.
Este balance y el informe de gestión serán presentados oficialmente a la actual gestión de la FADU.

Viviana Asrilant
Secretaria de Acción Comunitaria
Docente categoría Adjunta Morfología II
Catedra Brignone (ex Rolfo)
Diseño Gráfico


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